Stephanie Smith pasaba por su segundo embarazo . Como toda mujer que espera la llegada de un hijo estaba asustada y nerviosa, pero no podía ocultar la emoción de sentir una vida creciendo dentro de su vientre. Las pataditas, los movimientos del bebé y el amor que sentía, eran algo que no podía comparar con ninguna otra experiencia. Al cabo de nueve meses nació su hijo. Era un varón al que llamó Isaiah . Todo parecía normal; era muy tranquilo, lloraba poco y dormía mucho, como cualquier pequeñito que acaba de llegar al mundo. Los primeros dos meses de vida pasaron muy rápido. Isaiah se veía muy sano, hasta que Stephanie le notó un leve enrojecimiento en el rostro. Una mejilla se le llenó de granitos, una especie de sarpullido que molestaba al chico. El médico dijo que era dermatitis, provocada por el perfume del suavizante de telas, del jabón y los desodorantes. La familia cambió ciertos productos para el aseo personal de Is...